Breve historial del pleito armero. Junio 1923
El 15 de septiembre de 1920 el Gobierno dicta un Real Decreto que regula la venta y la posesión libre de armas, estableciendo que sólo puedan venderse a los poseedores de licencia de armas, expedida por la Guardia Civil. Éste cuerpo se encargará también de controlar la compra-venta de armas, su exportación e importación, así como su circulación dentro de las fronteras españolas. Este hecho agrava la crisis que padece la industria eibarresa desde el estallido de la Primera Guerra Mundial. Los representes de los armeros y las autoridades de la villa comienzan así una serie de reclamaciones ante el Consejo de Ministros, que se prolongará más de tres años, dando lugar al conocido “pleito armero”. Su objetivo no es derogar el Real Decreto, pero sí suavizar sus efectos, logrando al menos que las armas de caza queden libres de estas restricciones, y sean consideradas como elementos deportivos. Al mismo tiempo solicitan la creación de un Consorcio Industrial Armero Vascongado, con domicilio en Eibar, resultado de la asociación de industriales armeros fabricantes de arma corta y larga, que detente el monopolio de la fabricación de armas, y al que el estado realice encargos para surtir al ejército. Estas peticiones no son tenidas en cuenta. Entonces, los industriales piden la ayuda del estado para fabricar nuevos productos poniéndose ya las miras en máquinas de coser y bicicletas. Ante la nueva negativa del gobierno, los empresarios deciden por su cuenta comenzar la fabricación de otros productos, sin contar con el apoyo estatal. De esta manera se consolida definitivamente de la industria eibarresa que, partiendo de la tradicional industria armera, comenzará a producir los bienes de consumo más diversos.
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Breve historial del pleito armero. Junio 1923
El 15 de septiembre de 1920 el Gobierno dicta un Real Decreto que regula la venta y la posesión libre de armas, estableciendo que sólo puedan venderse a los poseedores de licencia de armas, expedida por la Guardia Civil. Éste cuerpo se encargará también de controlar la compra-venta de armas, su exportación e importación, así como su circulación dentro de las fronteras españolas. Este hecho agrava la crisis que padece la industria eibarresa desde el estallido de la Primera Guerra Mundial. Los representes de los armeros y las autoridades de la villa comienzan así una serie de reclamaciones ante el Consejo de Ministros, que se prolongará más de tres años, dando lugar al conocido “pleito armero”. Su objetivo no es derogar el Real Decreto, pero sí suavizar sus efectos, logrando al menos que las armas de caza queden libres de estas restricciones, y sean consideradas como elementos deportivos. Al mismo tiempo solicitan la creación de un Consorcio Industrial Armero Vascongado, con domicilio en Eibar, resultado de la asociación de industriales armeros fabricantes de arma corta y larga, que detente el monopolio de la fabricación de armas, y al que el estado realice encargos para surtir al ejército. Estas peticiones no son tenidas en cuenta. Entonces, los industriales piden la ayuda del estado para fabricar nuevos productos poniéndose ya las miras en máquinas de coser y bicicletas. Ante la nueva negativa del gobierno, los empresarios deciden por su cuenta comenzar la fabricación de otros productos, sin contar con el apoyo estatal. De esta manera se consolida definitivamente de la industria eibarresa que, partiendo de la tradicional industria armera, comenzará a producir los bienes de consumo más diversos.