Llave-pistola siglo XVI
Puede considerarse una pieza rara, dada la escasez de este tipo de armas.
Algunas de ellas son extremadamente rudimentarias, sin ningún mecanismo de ignición. El pequeño orificio que vemos en la parte superior del “cañón”, de hecho, no es otra cosa que la marca de la inutilización del arma. Este arma funcionaba gracias al sistema de llave de mecha, que estuvo en uso desde 1450, aproximadamente. La mecha estaba unida al serpentín (brazo de forma ondulada). Poco después, hacia 1470, este mecanismo fue mejorado, fijando al serpentín un gancho móvil que llevaba la mecha encendida hasta la cazoleta mediante una palanca. Era el precedente del gatillo. Aunque este detalle mejoraba sustancialmente el arma, es fácil imaginar lo difícil que era encender la mecha al tiempo que se sostenía el arma y se apuntaba, y menos si hacía viento o lluvia. Este sistema permaneció hasta el siglo XVII.
En el caso de la que nos ocupa, podemos decir que dentro de las llaves-pistola que hemos podido ver, es un modelo bastante sofisticado, con llave, además cuidadosamente decorado.
De su singularidad no cabe duda, pero sí de su practicidad, ya que el proyectil sería una bala realmente minúscula, de muy corto alcance, y, una vez que el carcelero ha empezado a girar la llave, sería francamente complicado accionar la llave. Seguramente por este motivo, no fueron tan populares.
Esta pieza que, sin lugar a dudas merece ocupar un lugar especial en la actual exposición permanente, procede de la colección de armas de la Escuela Armería, si bien se desconoce su fecha de ingreso exacta.