El fin de la era gremial. El siglo XIX

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Los sonidos propios de un taller eibarrés del siglo XIX ambientan este ámbito, protagonizado por la maquinaria de Zamacola. En este espacio se explica la importancia de los talleres, verdadera esencia de la industria eibarresa y de su particular organización empresarial.

Los inicios industriales y las primeras empresas ocupan las vitrinas de esta sala, explicándonos el nacimiento de la iniciativa privada a partir de la experiencia acumulada en el trabajo para las Reales Fábricas de Armas. Desde el taller de los Ibarzabal hasta la gran factoría de los Orbea, las empresas más importantes del siglo tienen cabida aquí. Revólveres, rifles y un objeto singular, el bastón-escopeta, muestran la pujanza de los armeros eibarreses, sin olvidar otras actividades como la fundición, o la fabricación de maquinaria, etc.

El damasquinado, utilizado en la decoración de las armas, pero también como trabajo artístico independiente, fue otra actividad esencial en nuestra villa, donde el trabajo es arte. La figura de Plácido Zuloaga queda aquí representada a través de su obra y sus bocetos. Los nuevos procesos productivos destacan la importancia de la energía hidráulica que permite introducir la mecanización en los talleres eibarreses. Actividades costosas como el pulimento pueden ahora realizarse con mayor facilidad, apareciendo la especialización en ciertos oficios tradicionales como el del pulidor o akabatzaile.

En el siglo XIX Eibar se convierte en ciudad. La llegada del ferrocarril y de la energía eléctrica, ambos impulsados por empresarios eibarreses, hacen que la centuria culmine con una villa transformada, que se abre al siglo XX.