El Casco: grapadora M-15 y taladradora M-200

- Pieza del mes
En mayo os enseñamos este fantástico conjunto: grapadora y taladradora de El Casco, en su versión de lujo. Es una donación del emprendedor eibarrés Mikel Izagirre, y está guardado en una caja de cartón forrada de terciopelo negro. La grapadora de El Casco se fabrica desde el año 1935, y actualmente se considera un clásico entre los diseñadores. Como nuestra pieza del mes, hoy todavía se puede comprar en su versión de lujo, bañada en oro de 23.4 quilates.
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La grapadora de mesa tiene la base alargada. En el extremo, tiene un dispositivo con un pulsador con el que se acciona el mecanismo de grapar. En el brazo hay un práctico sistema de presión, mediante un muelle, que hace salir las grapas una tras otra. La base donde se cierra la grapa una vez expulsada, dispone de un selector que permite elegir el tipo de cerrado de la grapa. En el caso del taladrador, las características principales son su forma y su efectividad. Presionando el pulsador con forma de palanca contra la base, es capaz de perforar cualquier tipo de papel. Además, su forma redondeada facilita el contacto con la mano. La base, en cambio, es rectangular, recta por delante y redondeada por detrás, siguiendo la forma de la palanca.

Debido a que en sus orígenes fabricaban armas, las piezas y mecanismos de El Casco son muy precisas. Sus objetos están fabricados en acero con gran meticulosidad y muy bien acabada, y son precisas, robustas y duraderas. El proceso de fabricación mecánico incluye el escariado, el fresado, la rectificación y el torneado, y más tarde el bruñido (pulido a mano un mínimo de tres veces) y un baño de cobre, níquel y cromo. Además, pueden ser desmontados del todo, dado que en el ajuste de las piezas no se utiliza ninguna soldadura. Están hechos para durar toda la vida y la alta calidad garantiza su funcionamiento.

La empresa la crearon dos ex-trabajadores de Orbea, Juan Solozabal Mendive y Juan Olave Bilbao, el 7 de septiembre de 1920. Aprovechando el conocimiento que tenían sobre la armería, empezaron a hacer revólveres de gran calidad, aunque, tal y como hemos mencionado, ya hacían artículos de oficina para 1935, precisamente, la grapadora M-5 y el contador M-500. Debido al éxito cosechado, pronto decidieron diversificar la producción con afilalápices, taladradoras, etc., pero siempre con el objetivo de que sus objetos fueron de gran fiabilidad mecánica. Según sus creadores, "una grapa debería de desfilar por la grapadora con la misma precisión que una bala por el cañón de un revólver".

Como consecuencia de los bombadeos de la Guerra Civil, la empresa quedó destrozada, y en 1940 se trasladan al nuevo edificio de Blas Etxeberria. Desde entonces y hasta la década de los 70 fueron líderes del mercado. Hoy en día todavía exportan a más de 40 países, vendiendo sobre todo sus productos en papelerías de lujo.

Desde el 2010 la empresa se encuentra en Elgeta, donde a pesar de haber mejorado los procesos de fabricación, siguen siendo fieles a la fiabilidad mecánica y estética.